Relato participante en el concurso Rosas per Sant Jordi organizado por rosessantjordi.com y en la que participamos. Al final del relato encontrarás un botón para votarnos.
Magdalena disfrutaba del agua caliente. Ya era primavera, pero en los pirineos el calor siempre llega tarde. Magdalena hacía semanas que no se bañaba, pero era el momento ideal para hacerlo, era un gran día.
Su madre María estaba sacando del baúl el vestido que ella utilizó en su boda y heredó de su madre. Ahora lo llevaría su hija en su día especial.
- ¡No puedo llevar tu vestido mamá! Entonces, ¿Qué te vas a poner tú?
- A mí ya no me cabe. No necesito llevar algo especial, lo importante es que tú estés preciosa.
Magdalena iba a casarse hoy con Joan, pero su madre iba a casarse con Josep, el padre de Joan. De joven a María le obligaron a casarse con Ramón, sin embargo, ella siempre había estado enamorada de Josep y él de ella. Ahora eran viudos y tenían la oportunidad de compartir lo poco que les quedara de vida. Su niña se había enamorado del hijo de Josep. ¡Como no! El muchacho tenía los genes de su padre, se parecía tanto a él…
María ayudó a su hija a vestirse.
Magdalena estaba hermosa. No tenían un espejo donde pudiera verse, pero María le aseguró que era la muchacha más bonita del mundo. Magdalena era muy guapa, de pelo castaño y largo, con unos ojos grandes de verde intenso y más con ese vestido de rosas rojas.
María se peinó también y se estiró la ropa que llevaba, la que normalmente usaba. Las dos salieron por la puerta. No iban a volver a esa vieja casa donde vivieron con el padre de Magdalena. Ya no serían la familia Sot, sino las esposas de los Laporta.
Al llegar a la parroquia apareció Joan, con una rosa de tallo corto en la mano, y se acercó apresurado a Magdalena.
- ¡Estás impresionante! – dijo colocándole la rosa en el cabello.
Detrás apareció Josep con dos ramos pequeños de rosas y margaritas que entregó a las novias.
María miró extrañada a Josep mientras recibía el ramo.
- No te preocupes.- le dijo él. – Han costado muy poco. Abundan por todas partes estos días, son las fiestas de Sant Jordi, ¿recuerdas? Sería una pena casarse sin rosas en este día.
Todos entraron al pequeño templo.
- Hoy 23 de abril de 1727 estamos aquí reunidos para celebrar el matrimonio de…
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