Este relato es nuestra participación en el concurso de relatos de Sant Jordi Roses per Sant Jordi organizado por los distribuidores de rosas para Sant Jordi, rosessantjordi.com.
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Los humanos poseemos de centenares de maneras diferentes para expresar amor. A lo largo de la historia se han demostrado muchas de ellas, dependiendo de la cultura y la época estas maneras van cambiando, pero siempre teniendo el mismo objetivo, hacer que los demás se sientan queridos.
Para algunos el amor consiste en pasar tiempo de calidad con sus más allegados; dar un paseo, la sobremesa de después de comer, acompañar a alguien a hacer recados… El simple hecho de pasar tiempo con la persona que se quiere, bien sea un amigo, la pareja o un familiar es suficiente para sentir amor.
Para otros el amor tiene que involucrar contacto físico, más allá de abrazos o besos, un choque de manos o sentarse en el sofá sin espacio de por medio es capaz de transmitir este sentimiento.
Algunas personas expresan su amor haciendo regalos, y no, no tienen por qué ser comprados, cocinar una comida para los amigos, planificar una escapada a la montaña en familia o un diseñar un regalo artesanal para la otra mitad son regalos también.
Entre otras formas de expresar amor están las palabras de afecto y atención, más allá de un simple y tierno te quiero también está un avísame cuando llegues o un estoy aquí para lo que necesites, porque la gente que quiere lo hace saber.
El amor es manifestado de muchas maneras, todas y cada una de ellas es válida y bonita. Para mí la forma más linda la tenemos los que celebramos San Jordi, un día en que los paseos de la mano por el centro de la ciudad, el sol primaveral y las palabras de afecto se juntan con la tradición de regalar un libro y una rosa, haciendo que un simple día de primavera a mediados de abril se convierta en el día más bonito y esperado del año, haciendo del amor el personaje principal.
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