Relato concursante en Roses per Sant Jordi, organizado por el mayorista de rosas de Sant Jordi rosessantjordi.com.
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Aquel 22 de abril de 2001 Elías, un joven migrante, llegó a la ciudad de Barcelona en la víspera de Sant Jordi. Se sumergió por las calles repletas de color y entusiasmo que se preparaban con mucho afán para el día siguiente. Caminando sin rumbo por el Raval, fue a parar a una librería dónde se maravilló con las obras y relatos sobre la festividad.
De esa forma entendió en qué consistía Sant Jordi, quién era y su lucha contra el dragón y lo que esto significaba para los Catalanes. Elías, que aún sentía miedo e inseguridad por estar en un lugar totalmente nuevo para él, al instante se sintió identificado con la valentía del héroe y eso le alentó a luchar su propia batalla en su nueva tierra con optimismo y pasión. La lucha moderna, pero, no sería contra dragones, sino contra la barrera racial, cultural, lingüística y económica.
Con esfuerzo, perseverancia y apoyo de varios amigos catalanes y migrantes de todas partes del mundo ya establecidos en la ciudad, Elías logró aprender catalán, conseguir un trabajo y lograr esa ansiada seguridad y estabilidad.
Con el tiempo, conoció a Júlia, una inteligente y hermosa barcelonesa, junto con la cual se enamoraron y cada víspera de Sant Jordi, sin importar cuántos años pasen o dónde quiera que estén, ambos se regalan una rosa como símbolo de amor y un libro cómo símbolo de su lucha por una vida mejor.
Así fue cómo Elías adaptó la historia de Sant Jordi y la convirtió en un emblema de lucha personal por una vida mejor. Cómo él, cada año, en la festividad de Sant Jordi, varios migrantes se unen para celebrar el amor, la valentía y la diversidad.
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